Viejo Mundo

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Mapa de los reinos fundadores

jueves, 23 de enero de 2014

Fernach

La ciudad de Fernach, la Capital del Mundo para los mercenarios de todo el continente es una ciudad que conforma con gran cuadrado en cuyo centro, en lugar de encontrarse un gran templo o el ayuntamiento de la comunidad se haya la famosa Posada del Dragón Rojo, cuyo cartel escamado todavía hace que los visitantes se pregunten si realmente puede ser posible que un viejo mercenario retirado que vestía una gran armadura completa de escamas rojas habría matado o no al famoso dragón, causando la ira de la Diosa y se dice que en el primer año desde que la abrió sufrió no menos de 50 incendios, de los cuales el mítico mercenario no hizo más que reconstruir la posada y cuentan otras lenguas que incluso acabó convirtiéndose en el favorito de la Diosa, que le concedió una larga vida y se dice que el viejo mercenario pudo conocer a su tataratataranieto antes de morir. El actual dueño de la posada, Arthur Firedragon IV es un hombre alegre y jovial a pesar de su edad, aunque últimamente parece que las fechorías de su hija Helie Firedragon le están sacando de sus casillas y las arrugas comienzan a aparecer en su rostro. Aún así, se ocupa de la gran posada de casi 4 pisos que más parece un palacio que un lugar en el que cualquiera, sin importar la riqueza, el origen o la condición del que se quiera hospedar. Muchos consideran el lugar con un templo, pues incluso las peleas son veladas y ni siquiera ocurren sin el permiso de un Firedragon.
El resto de la ciudad lo conforman numerosas tiendas en las que los mercaderes han aprendido a aprovecharse de los numerosos mercenarios que pasan por la ciudad, aunque les ofrecen objetos de calidad a un buen precio, sin estafarlos como harían en otros lugares. Cuanto más nos alejamos de la Posada (el llamado primer círculo) abandonamos los comercios y herrerías (el llamado segundo círculo) para llegar a la parte residencial (el llamado tercer círculo), donde los pocos mercenarios y mercaderes que viven permanente en la ciudad hacen su vida nocturna y marital. Además en esta zona se encuentran los templos, entre los que destaca el Gran Templo a Dragón, aunque parece un secreto a voces que el verdadero templo es la Posada. También hay templos al resto de Dioses del Panteón, aunque parecieren más capillas, y, por supuesto, el pequeño ayuntamiento de la ciudad.
El último círculo lo forman aquellos puestos de mercancías primarias, cuarteles de la guardia permanente y las pocas granjas que existen. También, a un kilómetro a pie pueden encontrarse burdeles y locales de mala muerte, pero se procura que la ya de por sí ajetreada actividad de la ciudad no se vea perturbada por problemas.
Por último hay que destacar la brecha tal y como llaman los lugareños a la línea de casas pobres que se sitúa desde el suroeste hasta el segundo círculo y que acoge desde mendigos a todos aquellos mercenarios que son demasiado orgullosos como para aceptar caridad o bien prefieren pasar desapercibidos. 
Tal y como se ha señalado, ninguna muralla rodea la ciudad y, lejos de representar una amenaza, se confía mucho en sus habitantes pues, ¿quién estaría tan loco como para atacar la capital de los mercenarios?
Otro de los rasgos característicos de la ciudad es el idioma, pues contrario a lo que ocurre en el resto de Efais, aquí el Efaisense es prácticamente una rareza reservada para los habitantes cultos y a los Firedragon. El idioma de los mercenarios es lo que aquí se habla, aunque se pueden escuchar lenguas y dialectos de todo el continente.
En definitiva, es la ciudad menos pura de todo el mundo conocido y a sus habitantes les encanta.

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